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Primer Concilio de Constantinopla.

Año 381

Este Concilio fue convocado en Mayo, 381, por el Emperador Teodosio para proporcionar una sucesión Católica, en la sede patriarcal de Constantinopla, confirmar el símbolo de fe de Nicea, reconciliar los simpatizantes Arrianos con la Iglesia y poner fin a la herejía Macedonia.

Originalmente era sólo un Concilio de la Iglesia de Oriente; no tienen validez los argumentos de Baronio (ad an. 381, nos. 19, 20) para probar que fue convocado por el Papa Dámaso, (Hefele-Leclercq, Hist. des Conciles, Paris, 1908, II, 4). Estuvieron presentes 150 obispos católicos y 36 obispos heréticos, y fue presidido por Melecio de Antioquía. A su muerte, por los sucesivos Patriarcas de Constantinopla, San Gregorio Nazianzeno y Nestorio.

Su primera medida fue la confirmación de Gregorio Nazianzeno como Obispo de Constantinopla. Las Actas de este Concilio han desaparecido casi totalmente; su desarrollo se conoce principalmente por las narraciones de los historiadores eclesiásticos Sócrates, Sozomen y Teodoreto. Hay buenas razones para creer que es un tratado formal (tomos) sobre la doctrina Católica de la Trinidad, también en contra del Apolinarianismo; este documento importante se ha perdido, con la excepción del primer canon del Concilio y su famoso Credo (Niceano - Constantinopolitano). Este último es tradicionalmente tomado como una ampliación del Credo de Nicea, con énfasis en la Divinidad del Espíritu Santo. Parece tener, sin embargo, un origen más temprano, y fue probablemente compuesto (369-373) por San Cirilo de Jerusalem como una expresión de la fe de esa Iglesia (Bois), aunque su adopción por este Concilio, le da una autoridad especial, tanto como credo bautismal, como fórmula teológica. Recientemente Harnack (Realencyklopadie fur prot. Theol. und Kirche, 3rd ed., XI, 12-28), ha mantenido, sobre bases no muy concluyentes, que fue después del Concilio de Calcedonia (451), que este credo (la fórmula de Jerusalén con la adición de Nicea) fue atribuido a los Padres de ese Concilio. En Calcedonia, sin duda, fue dos veces recitado y aparece dos veces en las Actas de ese Concilio; fue también leído y aceptado en el Sexto Concilio General que se tuvo en Constantinopla en el año 680. La versión latina de su texto, muy antigua, se debe a Dionisio el Exiguo (Mansi, Coll. Conc., III, 567).

Los Griegos reconocen siete cánones, pero las versiones latinas, más antigua tienen cuatro; las otras tres, probablemente son adiciones posteriores (Hefele)

Al final de este Concilio, el Emperador Teodosio emitió un decreto imperial (30 de Julio), declarando que las iglesias debían restaurar a aquellos Obispos que habían confesado la igualdad en la Divinidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y que estaban en comunión con Nestorio de Constantinopla y otros importantes prelados Orientales a quienes mencionaba. El carácter ecuménico de este Concilio, entre los Griegos parece que data desde el Concilio de Calcedonia (451). De acuerdo a Focio (Mansi, III, 596) el Papa Dámaso lo aprobó; pero si cualquier parte del Concilio fue aceptada por este Papa, solo pudo haber sido el credo antes mencionado. En la última mitad del siglo quinto los sucesores de León Magno, se mantienen en silencio respecto a este Concilio. Su mención en el llamado "Decretum Gelasii", hacia el final del siglo quinto, no es original sino una inserción posterior en ese texto (Hefele). Gregorio Magno, siguiendo el ejemplo de Vigilius y Pelagio II, lo reconoce como uno de los cuatro concilios generales, pero solo en sus declaraciones dogmáticas (P.G., LXXVII, 468, 893).

THOMAS J. SHAHAN
Transcrito por Sean Hyland
Traducido por Hugo Barona Becerra

  • Símbolo Niceno-Constantinopolitano

    Versión sobre el texto griego


    Según la versión de Dionisio el Exiguo

  • Fuente: http://es.catholic.net/